Estos datos se extraen del Barómetro de Infancia y Televisión en Andalucía que ha publicado el Consejo a través de un cuestionario estructurado de 61 preguntas y aplicado a 1.800 entrevistas, en convenio con el Centro de Análisis y Documentación Político y Electoral de Andalucía (CADPEA). Los resultados de este Barómetro permiten responder estadísticamente a cuestiones muy diversas acerca del equipamiento y acceso a la televisión, los tiempos, los contenidos y la programación, los usos, modos y control del visionado y la relación entre consumo televisivo y rendimiento escolar que se dan en los hogares andaluces.
El engranaje entre televisión e infancia se construye de forma compleja: la infancia es sujeto y objeto de la representación televisiva, contenido e imagen a la vez que audiencia. Para articular este engranaje el Barómetro de Infancia y Televisión de Andalucía ha creado una metodología multivariante de creación de tipologías definidas, que constituye uno de los resultados más novedosos de este estudio.
El 100 por ciento de las familias entrevistadas tienen un acceso a la televisión en abierto. Las nuevas alternativas parecen estar aún poco extendidas entre la población, como es el caso de la TDT (18,8 por ciento, el acceso a la televisión por cable 17,5 por ciento) o por vía satélite (14 por ciento).
La audiencia infantil busca entretenimiento y diversión en los contenidos que se le ofrecen. Con un 44 por ciento de decisión, son los “dueños de la tele” en el tiempo en que ésta se utiliza, demasiado a menudo, como coeducadora doméstica. Doraemon (17,1 por ciento), Los Simpson (13,1 por ciento) y la Banda (10,3 por ciento) son los programas mencionados por la población estudiada como favoritos, a pesar de que algunos de ellos incluyen un tratamiento temático que parecería estar destinado más bien a un público adulto.
Según se desprende de este Barómetro, la mayoría de los niños y niñas andaluces menores de 12 años (más del 80 por ciento) no ven televisión en el ordenador a través de Internet. El lugar preferido para ver la televisión es en el salón o sala de estar (87,4 por ciento), aunque un 6,6 por ciento prefiere verla en su habitación o la de sus hermanos.
La justificación mayoritaria de los niños y niñas para ver televisión es, según la opinión de los tutores, porque les reporta entretenimiento o diversión (71 por ciento), además de que se les presenta como una alternativa al aburrimiento o la falta de otro tipo de actividades (15,7 por ciento).
Desarrollar otro tipo de actividades simultáneamente con el visionado de televisión es una práctica realizada en más de la mitad de los casos estudiados (53 por ciento). “Comer” viendo la televisión (58 por ciento) o “jugar” (48,6 por ciento) con el aparato receptor encendido, son las actividades más habituales entre la población menor de 12 años en Andalucía.
Si bien dos tercios de las personas encuestadas dicen controlar los contenidos y pautas de televisión de los menores de 12 años, la responsabilidad de intervención recae fundamentalmente en las mujeres, convertidas así en las principales educadoras mediáticas de Andalucía. Sólo un 50 por ciento de las familias establecen normas específicas a este respecto, la mitad de las veces de forma intuitiva, sin respuestas de tono autoritario. Lo cual no significa la ausencia de diálogo: en casi el 50 por ciento de los hogares andaluces se conversa habitualmente sobre televisión, y padres y madres reconocen que, hasta los 16 años, debe existir vigilancia parental de los contenidos.
Entre las familias que establecen normas, la regla más común es no permitir el visionado a partir de una hora determinada (68,5 por ciento, acumulado de respuestas). De menor representatividad (con valores en torno al 40 por ciento) son las normas relacionadas con el cumplimiento de obligaciones o responsabilidades, con la censura de determinados contenidos o con la edad del público al que van destinados los programas.
Sobre el cumplimiento o incumplimiento por parte de los menores de dichas normas, las respuestas recibidas resultan algo optimistas, pues la mayoría de las personas entrevistadas que han establecido tales normas (58 por ciento) declara que su hijo o hija “siempre” cumple con ellas; por el contrario, apenas un 3,5 por ciento de estos tutores acepta que el o la menor a su cargo no suele cumplir con lo establecido.
La opinión de los padres y madres respecto a la influencia de medios de comunicación y entretenimiento como televisión, Internet, teléfono móvil y videojuegos en el rendimiento escolar de los menores es en general más negativa que positiva, aunque hay porcentajes relativamente elevados de quienes no se posicionan en ninguno de ambos extremos. De forma general, todos ellos se consideran más perjudiciales que beneficiosos, si bien es más positiva la opinión sobre televisión e Internet: aproximadamente una quinta parte de las personas entrevistadas (17,5 por ciento y 23 por ciento) asocian un componente educativo a la Red y a la televisión, en la medida en que estiman beneficiosa la influencia de esos medios en el rendimiento académico de sus hijos o hijas. Esta valoración apenas se observa respecto a los teléfonos móviles y los videojuegos, con un 13,2 por ciento y 14 por ciento respectivamente de estimación “muy negativa” en lo referente a la influencia en el rendimiento escolar.