2011 termina con la vuelta al duopolio en la televisión privada y la apuesta del CAA por la alfabetización mediática y defensa de la igualdad

El año que termina será recordado en el sector audiovisual por la vuelta al duopolio en la televisión privada y por el fin de la publicidad en la televisión pública española. Si despedimos 2010 con la fusión por absorción de Cuatro TV por Telecinco, un año después se consuma la misma operación entre La Sexta y Antena 3, con lo que las opciones se vuelven a quedar en dos operadores privados, aunque con multitud de canales.

La fragmentación de las audiencias a la que ha invitado la llegada de la TDT, unida a la crisis publicitaria, han centrado las preocupaciones de los responsables de los operadores privados, y también de los públicos, en el caso de los entes autonómicos. Otra de las noticias del año ha sido la eliminación del Consejo Audiovisual de Navarra, víctima de una de las primeras decisiones de ahorro de gasto público, que se traduce en la pérdida de derechos de la ciudadanía.

En cuanto al Consejo Audiovisual de Andalucía, 2011 trajo la renovación de sus miembros y el inicio del mandato de Emelina Fernández Soriano en la Presidencia de la institución. A partir de ese momento, el Consejo se marcó las líneas maestras a seguir en su plan estratégico. La protección de los derechos de los menores en las emisiones de televisión y radio es una de ellas y, se puede decir que constante en el trabajo de la institución. En 2011 nos hemos propuesto dar un paso más, sentando las bases para promover la alfabetización mediática de los menores. Una actuación que nos encomienda la Unión Europea y en la que han de involucrarse también las instituciones educativas, las familias y los propios operadores de televisión.

Otro de los ejes estratégicos del Consejo fijados este año es la defensa de la igualdad, sobre todo mientras se siga constatando la transmisión de estereotipos sobre la mujer en la publicidad y en los contenidos que se difunden a través de la televisión. Los trabajos del Consejo han demostrado cómo las voces de las mujeres que se oyen en la televisión se encorsetan en roles asociados al cuidado de los demás, cómo la publicidad de juguetes trata de persuadir a las niñas para que estén bellas y sean buenas amas de casa o cómo los anuncios relacionados con productos de limpieza del hogar se dirigen mayoritariamente a la mujer.

En este año ha tenido lugar también uno de los juicios más mediáticos a los que hemos asistido en los últimos tiempos, el del asesinato y desaparición de la joven sevillana Marta del Castillo, y, como ocurrió cuando se cometió el crimen a principios de 2009, el tratamiento mediático concedido por las televisiones a este suceso ha obligado al Consejo a actuar. El análisis del tratamiento ofrecido por varios programas de televisión del género magazine en los primeros días de la vista oral, las entrevistas a testigos y peritos que prestaron declaración en la vista oral, y los juicios de valor de los conductores de algunos de estos espacios de entretenimiento, han contribuido a generar juicios paralelos y a vulnerar los derechos de los ciudadanos. Prácticas que han incurrido en una quiebra de las reglas deontológicas del periodismo y que llevaron al Consejo a elaborar unas recomendaciones para la cobertura del juicio que no siempre han sido atendidas por los principales operadores de televisión.

En este sentido, podemos destacar otro hito en el ámbito de la televisión, y es la denuncia pública y boicot a determinadas prácticas contrarias a la ética periodística que terminaron por ahuyentar a los anunciantes de un programa de televisión en el que se pagó a la madre de uno de los acusados por dejarse entrevistar y revelar en el plató, supuestamente, lo que no declaró ante el juez. Este hecho es, además, una de las consecuencias más interesantes que conlleva la convergencia entre internet y televisión.

La proliferación de emisiones de programas de videncia en horario de protección infantil ha sido otra de las circunstancias a las que ha tenido que hacer frente el Consejo este año. La implantación de la TDT en un contexto dominado por la crisis económica y publicitaria ha sido un caldo de cultivo idóneo para este tipo de espacios cuya emisión está prohibida entre las siete de la mañana y las diez de la noche. El fenómeno se está extendiendo también a las emisoras de radio, tal y como ha constatado el Consejo, y apadrina la aparición de canales sin licencia cuyo único contenido es la videncia.

2011 se ha caracterizado también por un aumento de la sensibilidad de los ciudadanos ante la falta de pluralismo político en la televisión. Primer motivo de queja ciudadana desde hace ya varios trimestres y que el Consejo ha podido ir constatando en sus informes.

En el próximo año, el Consejo se propone aumentar el contacto con la ciudadanía, bien a través de la Oficina de Defensa de la Audiencia, donde se reciben y analizan todas las quejas de los espectadores ante los contenidos de radio y televisión que consideran ilegales o lesivos con sus derechos, bien a través de la interlocución directa con los representantes de los operadores y también de los telespectadores.

Seguiremos profundizando en las líneas estratégicas, con la aprobación de unas recomendaciones sobre alfabetización mediática, y promoveremos la aprobación en Andalucía de una Ley Audiovisual autonómica que dé seguridad a todos los actores que intervenimos en la comunicación audiovisual, empezando por los telespectadores y radioyentes.
Los acontecimientos que vayan ocurriendo en el sector audiovisual y las quejas de la ciudadanía irán definiendo las actuaciones que emprenderemos a partir del año que está a punto de comenzar, lleno de retos y apuestas para seguir defendiendo los derechos de los ciudadanos a recibir una información veraz y a no ser discriminados por ninguna razón en los medios de comunicación.

Feliz 2012.