Internet se ha consolidado como un elemento clave en la socialización de los más jóvenes, en su desarrollo personal y en la configuración de sus hábitos de consumo. Estos nuevos hábitos que llegan de la mano de innovaciones tecnológicas requieren una respuesta ágil y eficaz por parte del legislador y de las autoridades reguladoras del sector, ya que coloca a los segmentos más vulnerables de la población, como es el caso de los menores, en una situación de riesgo ante los contenidos audiovisuales que se difunden en este nuevo escenario sin el control y los filtros correspondientes. Por todo ello el CAA, en su función de salvaguardar los derechos de los colectivos más vulnerables, y en particular menores de edad, ante los mensajes audiovisuales que reciben diariamente, recoge aquí en forma de decálogo unas recomendaciones dirigidas a las familias y hogares para que Internet y sus contenidos se conviertan en un aliado para la educación en el ámbito de la familia y no en un peligroso adversario.
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