En nuestro país se producen a veces verdaderas paradojas que, supongo, están fundamentadas en nuestra relativamente escasa tradición democrática. Estamos asistiendo a una exigencia en avances democráticos como la transparencia y pluralidad y, al mismo tiempo, se está pidiendo la supresión de órganos que fiscalizan la acción del poder (como los defensores o las agencias de control independientes) que, como cualquier demócrata sabe, son decisivos para garantizar la calidad de la vida democrática y, sobre todo, para evitar que las administraciones vulneren los derechos de la ciudadanía. El presidente estadounidense Theodor Roosevelt dejó dicho que una gran democracia debe progresar …