La consejera del CAA Carmen Morillo reclama a los medios mayor implicación en la promoción de modelos sociales y comportamientos no sexistas

“Los medios de comunicación deben asumir un papel activo e implicarse en la promoción de actividades, modelos sociales y comportamientos no sexistas”, ha indicado Carmen Morillo durante su intervención, tras repasar varios datos que constatan la persistencia de la discriminación de la mujer no sólo en los contenidos y la publicidad que ofrecen la televisión y la radio, sino también en el caso de los equipos directivos de esos medios y en el acceso a las nuevas tecnologías de la información.

En su conferencia, Carmen Morillo recordó que la libertad de expresión y de información es una garantía democrática pero se ha convertido también en un muro con el que tropieza cualquier intento de prohibir o limitar determinados contenidos y de establecer obligaciones positivas de emitir ciertos contenidos para asegurar que se respetan valores que, como la igualdad, son básicos en una democracia avanzada.

Así, explicó que la Directiva del Consejo de Europa por la que se aplica el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres al acceso a bienes y servicios (2004) excluye expresamente en su artículo 3 a los medios de comunicación y a la publicidad, sectores que fueron eliminados de la primera propuesta porque los representantes de los medios sostenían que cualquier intento de regularles atentaba contra la libertad de prensa.

“Es necesario que las disposiciones destinadas en nuestra legislación a incentivar la autorregulación o la corregulación contra la discriminación de la mujer en los medios de comunicación tengan una aplicación efectiva. Hasta ahora no hemos sido capaces de trasladarlas al limitado ámbito de los medios tradicionales por lo que parece aún más difícil adoptar estas medidas en el ciberespacio”, argumentó la consejera del CAA.

Por ello, y ante las dificultades observadas con la experiencia, Carmen Morillo apostó en su intervención por promover la alfabetización mediática, tal y como han recomendado las autoridades reguladoras europeas y la propia Comisión Europea. “Educar a los menores de edad para que desarrollen la capacidad de acceder, comprender y evaluar críticamente distintos aspectos de los medios de comunicación y de la publicidad, contribuyendo a que la población conozca la reglamentación”, dijo.

Se trata, además, de uno de los ejes de actuación del CAA, que ha abierto un debate para llevar esta disciplina a las escuelas de nuestra comunidad. “El poder que ya han demostrado tener las redes sociales, ejercido por una población crítica a través de la televisión conectada, podría lograr lo que no ha conseguido ni la regulación ni décadas de diálogo con los medios”, aventuró Carmen Morillo.

Durante su conferencia, la consejera del CAA recordó que hoy en día persiste el diagnóstico elaborado en 1995 por Naciones Unidas en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, celebrada en Beijing, donde se dio un impulso definitivo al movimiento crítico gestado en torno a la mujer y los medios de comunicación, evidenciando problemas graves en relación con la difusión de estereotipos sexistas, de imágenes que perpetúan la violencia hacia las mujeres y su invisibilidad en los medios de comunicación, especialmente en los puestos decisorios y de responsabilidad.

Diecisiete años después, el balance de los objetivos marcados entonces por las Naciones Unidas invita al pesimismo. Ya en 2010 se presentó un informe europeo en el que se señalaba que los medios y la publicidad actuales reflejan y ayudan a consolidar las desigualdades aún existentes entre los sexos, así como que las investigaciones apuntan a que las imágenes y el idioma se han vuelto más ordinarios en los últimos diez años.

Aquel trabajó incidía en la necesidad de combatir esta situación y de propiciar un diálogo con el sector sobre su papel y su responsabilidad en la influencia que ejercen, especialmente en menores y jóvenes, y ahí, apunta al papel de los medios de titularidad pública: La radio y la televisión públicas pueden desempeñar una importante función no difundiendo imágenes estereotipadas de hombres y mujeres y no reproduciendo ni consolidando las estructuras de poder y los roles establecidos en función del sexo.

Las desalentadoras conclusiones del informe europeo coinciden con la impresión de la ciudadanía. La confianza sobre la contribución de los medios a la igualdad ha caído un 50% en nuestra comunidad autonómica desde el 2007, según los sucesivos Barómetros del CAA.

La consejera Morillo recordó que la lucha contra los estereotipos de género ha sido una prioridad del Consejo de Europa al entender que aún es uno de los mayores escollos que deben superar las mujeres para incorporarse a determinadas esferas de poder e integrarse plenamente en el ámbito del trabajo.

En 2008, se insistió en el papel crucial que para ello desempeñan los medios de comunicación y la industria publicitaria, animando a promover la investigación, los estudios y el análisis con el fin de seguir evaluando el efecto que los estereotipos sexistas tienen en la igualdad.

Y así el CAA constató que la publicidad sigue presentando a la mujer como la persona encargada de asumir íntegra o principalmente tareas de cuidado de la casa y la familia, idea que como sabemos es uno de los mayores obstáculos que deben superarse para alcanzar la igualdad en determinados ámbitos, como el laboral o el empresarial. A ello se suman otras imágenes preconcebidas como que la mujer carece de capacidad de liderazgo, que son incapaces de controlar sus emociones, dependientes o complicadas.

Sin embargo, -recordó la consejera del CAA- no encontraríamos argumentos para retirar la mayor parte de los anuncios estereotipados pese al sexismo que desprenden las campañas en su conjunto: Asumir responsabilidades familiares y la limpieza del hogar no es en sí mismo discriminatorio, aunque sí lo sea que casi exclusiva o mayoritariamente se atribuya a la mujer dicho rol.

Más polémica aún resulta la trasmisión de estos estereotipos en la publicidad dirigida a menores de edad. Es el caso de los anuncios de juguetes, que suelen segregar a niños y niñas en el juego a unos niveles que no se tolerarían en otras esferas de la sociedad. El Consejo ha realizado dos estudios correlativos, evidenciando que la publicidad de juguetes es profundamente sexista y discriminatoria, aunque resulte difícil encajar los anuncios en los supuestos de publicidad ilícita.

Desde 2007, el fomento de la igualdad a través de la imagen que de hombres y mujeres transmiten los medios de comunicación es una línea estratégica del CAA, junto con la defensa de los derechos de los menores de edad, el pluralismo y la función de servicio público de los medios audiovisuales.